El mal aliento

Spray refrescante oral, enjuagues de sabor, chicle, pastillas de menta y hasta cigarrillos de hierbas. Hoy en día existe una gran variedad de antisépticos que ayudan a reprimir el mal aliento perjudicial para la imagen, las relaciones interpersonales y la libido.


Sin embargo, muchas veces se ignora que el aire espirado, compuesto por gases de olor desagradable, puede ser un síntoma de otras enfermedades como periodontitis, diabetes, bronquitis o sinusitis crónica, infecciones respiratorias, desorden gastrointestinal y un largo, etc. Identificar el origen del mal olor oral, denominado halitosis, es el primer paso para combatir la causa y también las consecuencias.


Una de cada dos personas en algún momento de su vida padece fetidez de aliento. El mal olor generalmente se origina en la cavidad bucal, habitada por millones de bacterias capaces de producir compuestos sulfurados volátiles. La alimentación, la insuficiente higiene oral, la limpieza inadecuada de las prótesis dentales, infecciones de las encías, sequedad bucal y el tabaco son, entre otras, causas de la halitosis fisiológica. Se trata de un problema principalmente cosmético que no impide al individuo lleva una vida normal. Tras la ingesta de ajo o cebolla, por ejemplo, los compuestos volátiles son absorbidos por el torrente sanguíneo, transferidos a los alveolos pulmonares y excretados en el aire respirado.

Etiquetas: dental, aliento, halitosis

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